La voz más privilegiada del pentagrama salsero
Su presencia aún se hace
sentir entre los recovecos de la calle Guadalupe de Ponce, donde
ubica la residencia de sus padres desde principio de los años
30, justo a la antigua entrada del pueblo, frente al viejo Cementerio
Histórico que entonces servía de parque para que los
niños retozaran por los restos de lo que una vez fueron panteones
difuntos. En ese lugar nació José "Cheo"
Feliciano Vega, el 3 de julio de 1935, considerado como la voz más
privilegiada del pentagrama salsero, graduado de la escuela de soneros
de Ismael Rivera y discípulo del acento y la eufonía
de Tito Rodríguez. En la ciudad de Nueva York se curtió
en las grandes orquestas latinas de la década del 50, con
quienes aprendió las mañas del arte de la canción
hasta lograr despuntar entre los más renombrados artistas
de la época. Su carrera musical, que ya cumplió 47
años, ha sellado uno de los episodios más significativos
en el repaso de nuestro cancionero popular por su excelente capacidad
interpretativa en géneros diversos como el bolero, la salsa,
la pachanga y el cha-cha-chá. Además, ha refulgido
por la calidad de su voz, sus fraseos y sus tonos melodiosos, y
graves a la vez, que saben entrar al juego con las armonías
provocando momentos sublimes y cadenciosos. Ése es Cheo Feliciano,
el cantante que todo salsero aspira ser. Completo, excelso, virtuoso,
afable, simpático y humilde. Cosechó su arte en la
armonía del boleroEn 1949, el intérprete de "Anacaona"
inició sus estudios musicales en la Escuela Libre de Música
"Juan Morel Campos" de Ponce, con la ilusión de
aprender a tocar guitarra y trombón, aunque siempre sintió
atracción por la percusión. "Era un jovencito
cuando se estableció la primera escuela de música
en el pueblo. Recuerdo que el director era Librado Net y tomábamos
clases en los camerinos del teatro La Perla. Julio Alvarado, que
dirigía la Orquesta Casino de Ponce, fue mi primer maestro
y me tuvo casi tres años aprendiendo solfeo y los valores
y fundamentos de la música porque no habían instrumentos
disponibles para estudiar y cuando llegó mi trombón,
mi papá nos dice que teníamos que mudarnos a Nueva
York porque la cosa estaba mala", narra el cantante. Antes,
había aprendido a armonizar de oído deleitándose
con el trabajo del trío romántico Los Panchos, en
especial el desenvolvimiento de su segunda voz, Chucho Navarro.
Asimismo, había desarrollado el gusto por la música
clásica gracias a la influencia de un vecino suyo que escuchaba
piezas de Debussy y Ravel, aunque su mayor inspiración fueron
sus padres Crescencia y Prudencio. "Mi papá era un carpintero
que trabajaba de sol a sol. Un hombre bajito que cargaba una caja
de herramientas que pesaba como 80 libras y caminaba dos o tres
millas diarias para llegar al trabajo, seis días a la semana.
Cuando llegaba el domingo le decía a mi mamá: 'Hoy
usted se lava el pelo y se sienta en la sala que yo voy a cocinar'.
Entonces, empezaba a cantar canciones de la época, de contracanto,
en especial de (el dúo de) Quique y Tomás, y recuerdo
que mi papá decía unas líneas en la cocina
y mi mamá le contestaba desde el cuarto. De niño añoraba
los domingos por eso", comenta el cantante. La gran escuela
de Nueva YorkIgual que la historia de muchos puertorriqueños,
Cheo Feliciano se mudó con su familia a la ciudad de Nueva
York "porque no había trabajo" en el país.
Arribó a la gran urbe el 13 de septiembre de 1952, con 17
años de edad, y tuvo su primera residencia en la calle 31,
entre Tercera y Lexington, a tres cuadras del Empire State Building,
dentro de una comunidad irlandesa. "La experiencia de llegar
a Nueva York fue difícil. Nos mudamos a un sector de blancos
y fuimos el lunar que cayó en aquel barrio. Empezaron a culparnos
de todo lo que ocurría, tuvimos muchas dificultades. Vivimos
allí un año, hasta que nos movimos a la calle 110,
en el barrio puertorriqueño", señala. A su llegada
a la ciudad, optó por terminar su preparación académica,
pero sus intereses musicales torcieron su sendero, prefiriendo codearse
entre los músicos de la época, junto a quienes comenzó
a trazar su carrera y hasta se inscribió en la Unión
de Músicos de Estados Unidos, Local 802, en la calle 52 y
Octava Avenida. Para entonces, Cheo Feliciano –que conocía
bien el repertorio de las orquestas de Frank "Machito"
Grillo, Arsenio Rodríguez, Tito Puente y Tito Rodríguez–
fue alimentando su interés por la percusión, aprendiendo
las técnicas de interpretación en las tumbadoras de
la mano del percusionista Francisco "Kako" Bastar, quien,
además, le facilitó su primera incursión en
un grupo y su primera gira musical a las ciudades de Quebec y Montreal,
en Canadá. "Con Kako desarrollé mi interés
por la percusión. Él me llevaba a sus ensayos y una
vez me pidió que lo reemplazara en un viaje que tenía
que hacer con el grupo Ciro Rimac's Review porque se iba a casar,
y así fue que tuve mi primera experiencia en un grupo, a
los 18 años de edad", dice. Meses más tarde,
se integró como conguero del Conjunto Marianaxi de Luis Cruz
(antes conocido como Alfarola X), con quien hizo presentaciones
esporádicas, siempre buscando donde hallar su oportunidad.
"Como yo quería estar frente a los grandes maestros,
en especial Tito Rodríguez, Machito (Frank Grillo), Tito
Puente y Mon Rivera, me convertí en el carga maletas de todos
ellos. Yo había cosechado la amistad de los músicos
de esas orquestas y por medio de ellos llegué a los directores,
con el único interés de escuchar la percusión,
ésa era mi pasión", apunta. De esa manera, pasó
a convertirse en el band boy de Tito Rodríguez, momento en
que despertó su pasión por cantar, absorto por la
voz y el estilo del intérprete de "Tiemblas", quien
un día, a insistencia de sus músicos, y un poco en
broma, le cedió el micrófono y las maracas en un abierto
desafío frente a los bailadores del salón más
importante de Nueva York, El Palledium, para que demostrara cuánto
sabía cantar. "Damas y caballeros, la escuelita (nombre
con el que llamaba a su orquesta) se place en presentar su más
reciente descubrimiento. Con ustedes, el mejor cantante del mundo:
Cheo", pronunció Tito Rodríguez, al tiempo que
se movía a la barra para escuchar la interpretación
de "Changó tá vení" y "Barito",
los primeros temas que cantó Cheo Feliciano, a los 20 años
de edad.
"Una
voz y mil recuerdos"
Es uno de los canatantes más
completos de nuestro país. (José Rodríguez
/ El Nuevo Día)
De niño disfrutaba de bailar
y tocar la tumbadora con sus amigos, entre los que recuerda a Raúl
Manfredi, inventor del baile del tornillo. Armó un conjunto
infantil navideño que llamó El Combo de las Latas.
Cuando llegó a Nueva York con su familia tuvo la intención
de terminar sus estudios secundarios, pero perdió interés
cuando le hicieron repetir el segundo año en inglés
y abandonó la escuela. Su primer trabajo en la gran urbe
fue en un art supply como mensajero. Se hizo miembro de la Unión
de Músicos para estar cerca de los músicos de la época,
quienes solían reunirse en el local del gremio. Para el tiempo
que fue band doy de Tito Rodríguez, asistía con sus
amigos al parque en los famosos "Veranos de Nueva York"
a tocar tumbadoras y cantar. Era una fiebre de la época inspirada
por Kako Bastar, Papiro Madamo, Frankie Malavé, Carlos "Papato"
Valdés y Mongo Santamaría. Tito Rodríguez lo
desafío a cantar tras la insistencia de sus músicos
quienes querían una oportunidad para su amigo. Su primera
interpretación en la banda de Tito Rodríguez fue ovacionada
por el público, por lo que el veterano vocalista le gritó
desde la barra: "Mira mulato, canta otra". Entró
al sexteto de Joe Cuba a sustituir a Willie Torres, quien abandonó
el grupo para ir a la orquesta de José Curbelo, una vez que
el cantante del grupo, Santitos Colón, fue reclutado por
Tito Puente. Contrajo matrimonio con Socorro Prieto León
("Coco") el 5 de octubre de 1957, justo cuando inició
su carrera profesional como cantante de Joe Cuba. Se lanza como
solista en 1967, cantando con varias orquestas, entre ellas Eddie
Palmieri, con quien grabó varios discos. Hizo un alto en
su carrera en 1969 para resolver su problema de adicción.
Durante los años que estuvo separado de la música
salió al mercado, bajo el sello Alegre, el disco "José
Cheo Feliciano", en 1971. Tite Curet y Silvio Iglesias fueron
testigos en la firma del acuerdo de grabación de Cheo Feliciano
con Fania. Se incorporó a su rol de cantante en 1972, con
la producción "Cheo". Fue una de las principales
figuras en el grupo de Las Estrellas de Fania. En 1985 cantó
en el teatro "Amira de la Rosa", en Barranquilla (Colombia).
Personificó al padre del pelotero Roberto Clemente en el
musical "Clemente", producido en 1987 en Puerto Rico.
Ha recibido numerosos premios por su esfuerzo, incluyendo el "Front
Page Award" del diario New York Daily News. Nació en
él una nueva vidaCheo Feliciano vivió una etapa de
su vida inmerso en el consumo de drogas, justo en el florecimiento
de su carrera artística y cuando aparecía en el escenario
musical como una de las más sólidas personalidades
de la canción salsera y romántica. Sin embargo, fue
fuerte y optó por el camino de la vida, recuperando las energías
consumidas en la adicción e iniciando una nueva etapa que
derivó en glorias y triunfos para el cantante, hombre, esposo
y padre. A continuación, un breve relato de su testimonio.
"Estuve en la droga de una forma cuasi pasiva por 10 años
y después se puso más violento, pero cada día
se acrecentaba más la adicción hasta que llegué
a la heroína. "La heroína te quita el apetito
de todo, inclusive el sexual, y comienza a congelar tus emociones
y ambiciones, te aísla, te aparta del mundo. Sentía
que había llegado al fondo del barril, a lo más bajo
que puede llegar un hombre y no podía seguir en ese plano
y menospreciando el cariño y el amor de ese público
y de mi familia. Decidí que tenía dos opciones: quitarme
la vida o cambiarla. Escogí que quería vivir y decidí
apartarme de todo, porque me estaba perdiendo, aunque tenía
fama. "Supe por medio de amigos, entre ellos Tommy Olivencia,
de (la existencia de) este grupo que querían hacer un movimiento
para ayudarse. Éramos adictos, y yo ingresé en la
Navidad de 1969 y estuve como tres años, y constantemente
tuve la visita de dos personas muy importantes en mi vida: Tite
Curet, que resultó ser el más importante autor en
mi vida, y yo convertirme en quien más le ha cantado; el
otro fue Jerry Masucci, que me quería firmar un contrato
con Fania, pero siempre le dije que primero quería resolver
mi vida. Y así lo hice."
Se lanzó a buscar
lo suyo
El cantante Cheo Feliciano inició
su carrera en solitario acompañado de las orquestas con las
que se formó de joven, deleitándose con sus melodías,
sin considerar formar su propia agrupación. "Hice mi
salto a la aventura de tirarme como solista y en esos primeros pinitos
me acompañó Tito Puente, Machito y otros grandes artistas
que tuvieron que ver con mi formación", comenta el salsero.
En esa etapa de su carrera participó en la producción
de un disco junto a Eddie Palmieri, "Champagne" (1968),
en el que sólo interpretó el tema "Busca lo tuyo".
El resto del trabajo de este álbum fue interpretado por Ismael
Quintana. Cuenta que su participación con el veterano pianista
fue un arreglo de amistad, ya que no le interesaba atarse a ninguna
agrupación y sí despuntar su nombre como cantante.
"Cuando Eddie me hizo el acercamiento le dije que no porque
había dejado el sexteto para hacer lo mío y porque
quería dejar de ser el cantante de y ser Cheo Feliciano.
Él me dijo que en el disco participaría de cantante
invitado y acepté", confiesa. Más tarde, en 1977,
el nombre de Cheo aparece como invitado en otra producción
de Palmieri, "The Music Man", aunque se trató de
una recopilación de éxitos del músico que incluyó
el tema que despuntó en su disco original "Busca lo
tuyo". En cambio, en 1981 figuró como voz en la producción
homónima de Palmieri, cantando los temas "El día
que me quieras", "Ritmo alegre" y "Páginas
de mujer". En el año 1969 visitó la Isla acompañado
del grupo de Kako Bastar, realizando una gira de presentaciones
que se extendió por un mes. Es ahí cuando el salsero
hace un alto en su carrera –que estaba en pleno auge y desarrollo–
por entender que necesita resolver su problema de adicción
a drogas. "Decidí quedarme en Puerto Rico e hice mi
retiro total. Fue cuando ingresé en el programa de rehabilitación
de adictos de CREA", dice.
Noble maestro del canto
popular
En
1972, Cheo Feliciano reaparece en el ambiente musical con una excelsa
producción, trabajada para él por el fenecido compositor
Tite Curet Alonso, bajo el sello Vaya Records. La publicación
de este disco, titulada "Cheo", marcó el tiempo
de una nueva era para el cantante, quien permaneció tres
años fuera de los escenarios por problemas personales. Para
esta ocasión, el salsero se nutrió de un grupo de
exquisitos músicos al mando de Johnny Pacheco, quienes imprimieron
un sonido espléndido a las composiciones de Tite, arregladas
por Bobby Valentín y Nick Jiménez. De esa manera,
los temas "Anacaona", "Pienso en ti", "Pa'
que afinquen", "Mi triste problema", "Si por
mí llueve" y "Franqueza cruel", entre otros,
se convirtieron de inmediato en éxitos, revalidando como
uno de los mejores y más completos cantantes del país.
La primera etapa de esta grabación se realizó durante
los años que Cheo Feliciano estuvo recluido, voluntariamente,
en los Hogares Crea. En ese tiempo, Tite Curet, quien se convierte
en uno de sus más cercanos amigos y fanáticos, se
encargó de confeccionar las canciones del álbum, armando
un proyecto que se adentrara al tono y color de la voz del salsero,
y que sirviera, a su vez, para evocar los tiempos gloriosos del
sexteto de Joe Cuba. El éxito del disco fue monumental. Cheo
Feliciano realizó un trabajo vocal espléndido que
le sirvió para impulsar su regreso a la música con
bríos, casi como un vaticinio de lo que serían sus
próximos años. La segunda producción que realiza
fue "Cheo Feliciano with a Little Help from My Friend"
(1973), nuevamente de la mano de Tite Curet Alonso, seguido del
álbum navideño "Felicidades" (1973). Al
año siguiente se publicó el disco "Looking for
Love" (1974), un trabajo romántico, colmado de sentimientos,
que el artista grabó en Argentina con una orquesta dirigida
por Jorge Calandrelli, quien, además, se encargó de
los arreglos musicales. "Con este disco pude demostrar lo que
tenía por dentro, lo romántico. Era mi deseo cantar
e interpretar boleros y de todos los discos que he hecho ése
es uno de mis favoritos por la afinación", apunta el
cantante. Luego surgió "Lo mejor de Cheo Feliciano"
(1974), "The Singer" (1976), "Cheo's Rainbow"
(1976), "Mi tierra y yo" (1977) y "Estampa"
(1979), este último considerado por el artista como "el
mejor organizado, más completo y que más me satisface",
además de tratarse del primero que produjo en Puerto Rico,
donde se radicó desde 1975. Tras la publicación de
"Sentimiento tú" (1980), el cantante emprendió
un nuevo rol en su carrera como productor de su propio sello, Coche
Records, con el que trabajó cinco discos, aunque en el ínterin
grabó para otras firmas. Entre los trabajos más significativos
que hizo en la década de 1990 se destaca el trabajo de boleros
"Los feelings de Cheo" (1990), "Cheo Feliciano y
La Rondalla Venezolana" (1996), "Un solo beso" (1996),
"Cheo Feliciano en Cuba" (1998) y "Mil voces, mil
recuerdos" (1999). A esa lista se suma su última producción
"En la intimidad" (2002), que incluye la última
melodía que se le grabó a Tite Curet Alonso, "Esa
es tu fortuna".
Tomado
de Diario PRIMERA HORA, Puerto Rico
Hiram Guadalupe Pérez
Editor
Gary Javier
Ilustrador
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